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Diez consideraciones para un manejo efectivo de la transición COVID-19

Nature Human Behaviour

Artículo de opinión

Fecha de publicación: 24 de junio del 2020

Resumido por: Nicole Álvarez Cedeño, Interna Universidad de Costa Rica

Revisado por: Manuel E. Soto-Martínez ,MD MSc.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las comunidades deben tener voz, estar informadas, comprometidas y participar en la fase de transición. Este artículo propone diez consideraciones para apoyar este principio. Los gobiernos han tenido que implementar políticas y medidas para manejar la transmisión del virus; sin embargo, la mayoría de estas medidas han demostrado ser efectivas, pero tienen un alto impacto social, psicológico y un alto costo económico que pueden no ser sostenibles.


Existen grupos poblacionales específicos que pueden carecer de capacidad para adherirse de forma continua a las restricciones y recomendaciones, entre estos grupos se encuentran: jóvenes, ansiedad o trastornos psicológicos, falta de apoyo social, violencia doméstica, desventaja económica, población indigente, enfermedades crónicas y trabajadores de salud.


Consideraciones

  1. Implementar un enfoque por fases a una nueva normalidad: si las personas piensan que pronto volverán a la normalidad, sus acciones pueden acelerar la aparición de una segunda o tercera ola del brote. La adquisición de nuevos hábitos mitiga y maximiza la eficacia hacia la nueva normalidad como planificar el proceso de transición, fijar metas para cada etapa, estabilizar, recapitular y monitorizar.

  2. Balance entre derechos individuales y el bien social: los gobiernos han introducido restricciones temporales que infringen los derechos individuales como la libertad de circulación. Los esfuerzos para proteger la salud pública deben respetar los derechos fundamentales, tales como la libertad de expresión, la privacidad, libertad religiosa y la no discriminación.

  3. Priorizar las personas con alto riesgo de desarrollar consecuencias negativas: los grupos que sufren más consecuencias negativas podrían tener mayores dificultades para adherirse a las recomendaciones de comportamiento por un período largo de tiempo. Se deben considerar las necesidades básicas de estas poblaciones tales como acceso a la comida, educación, un hogar seguro, cuidado de la salud y empleo; priorizar las personas que se han visto más afectadas, trabajar de forma conjunta con asociaciones, organizaciones y grupos colectivos de ayuda social que puedan colaborar.

  4. Proveer un soporte especial a los trabajadores del sector de salud: Investigar las necesidades específicas –relacionado a horas laborales, estrés, equipo de protección personal– para poder brindar un entrenamiento especial, guías y servicios de soporte emocional y psicológico.

  5. Construir, fortalecer y mantener la confianza: un alto sentido de confianza pública es crítico para la cooperación y la adherencia de las medidas. Se requiere una comunicación transparente, informar sobre lo que se sabe hasta el momento y los esfuerzos que se han iniciado así como el compromiso de la comunidad puede demostrar que la población es escuchada.

  6. Enlistar las normas sociales existentes y fomentar nuevas normas: enfatizar las normas sociales de un grupo meta puede aumentar la adherencia a las intervenciones y mejorar la efectividad de las medidas de comunicación. Dar mensajes orientados hacia los privilegios de seguir los comportamientos parece tener una adherencia más alta que aquellos que se enfatizan en los castigos al infringir las medidas.

  7. Incrementar la resiliencia y el autocuidado: altos niveles de resiliencia reducen los posibles efectos adversos de una crisis, esto se puede fortalecer al aceptar lo inevitable, enfocándose en las ganancias positivas, prestar atención al progreso, atender los estados emocionales de las personas día a día, ser responsables, entender nuestras limitaciones, revertir pensamientos negativos, como enfocarse en lo aprendido y no en los errores, así como conocer nuestras fortalezas.

  8. Usar un lenguaje claro y positivo: se ha visto que si las personas encuentran que una nueva guía es confusa o difícil de entender es más probable que la ignoren. Las personas son menos capaces de hacer sacrificios por los demás cuando los beneficios de esto son inciertos, por lo que debe evidenciarse de forma concreta y visible los beneficios de un adecuado comportamiento.

  9. Anticipar y manejar la desinformación: el COVID-19 es la primer emergencia de salud pública que emerge en la era de las redes sociales, el internet y los teléfonos inteligentes. Educar a la población sobre la desinformación antes de que se expanda y corregirla al expandirse, así como educar sobre fuentes de información verídica.

  10. Comprometerse con los medios de comunicación: una confianza combinada en el gobierno y los medios de comunicación se ha asociado a un aumento en las medidas de prevención. Útil proveer información desde figuras de confianza como profesionales médicos.

Bibliografía: Bach K, Betsch C, Danchin M, Sunstein et al. Ten considerations for effectively managing the COVID-19 transition. Nat. Hum. Behav. 2020 June 24. Disponible en: https://doi.org/10.1038/s41562-020-0906-x



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